viernes, 17 de julio de 2015

sábado, 21 de marzo de 2015

miércoles, 30 de junio de 2010

El teatro y el arte con disciplinas muy afines, no sólo porque son expresiones culturales, sino porque reflejan y registran los estilos de vida, sentimientos y experiencias de las personas. El afiche adjunto, es una invitación que realiza el Centro Cultural de San Marcos, uno de los más importantes del Perú del sector público y pertenece a la cuatricentenaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos, alma mater del autor de este blog.

miércoles, 30 de abril de 2008

COMEDIA: El helado de chocolate

COMEDIA

Escrito en abril de 2003

“El Helado de Chocolate”
(Cuando los mimos hablaban)

PERSONAJES:
Dos mimos.

ACTO UNICO

Dos mimos conversan entre sí, pero uno de ellos se encuentra muy preocupado.


MIMO 1: Te noto algo callado. ¿Te pasa algo? ¿Estás enfermo?
MIMO 2: ¿Enfermo? Tal vez mi alma. Te puedo preguntar algo.
MIMO 1: Claro, pregúntame lo que quieras.
MIMO 2: ¿Sábes, qué hermoso sería la vida si las personas harían lo correcto?
MIMO 1: Claro. (camina, hace ademanes y piensa). Serían …. serían …. como un helado de chocolate.
MIMO 2: ¿Qué? ¿Un helado de chocolate? ¿Tú estás loco? Me estás tomando el pelo y yo te estoy hablando seriamente. Solamente estás pensando en comer.
Te estoy hablando de sentimientos, de eso que sale del fondo del alma, del corazón.. tic tac, tic tac.
(Molesto) … ¿Cómo puedes comparar los sentimientos con un helado de chocolate?
MIMO 1: No entiendes. Te lo explicaré.
(Pensando y reflexivo) Un helado de chocolate es … es …. un helado de chocolate.
MIMO 2: ¡Tú me estás tomando el pelo!
MIMO 1: No, te explico mejor. Un helado de chocolate es algo rico para el paladar. Tiene un color agradable y un olor agradable. ¿Has comido chocolate alguna vez?
MIMO 2: Ya, ya, ya. Sigue con tu explicación.
MIMO 1: Por ejemplo, un barquillo o un barquimiel. ¡Qué rico!
MIMO 2: ¿Y eso que tiene que ver con la felicidad de la gente?
MIMO 1: ¿Cómo? Parece que nunca has comido un helado de chocolate.
Tiene que ver bastante. Fíjate, si las personas fueran como un helado de chocolate, serían bonitas, olorosas, riquísimas, agradables, hermosas, atractivas.
MIMO 2: Ya, ya te entiendo. Sigue con tu explicación.
MIMO 1: Pero las personas no son así. Son todo lo contrario. Pelean entre ellos, hay celos, envidias, rencores, etc. etc. En una palabra, casi no son agradables.
MIMO 2: Pero no todas son así.
MIMO 1: La mayoría tienen cosas adentro que no son buenas.
MIMO 2: Bueno, admito que es verdad.
MIMO 1: Ya comprendes lo que quiero decir. Falta un helado de chocolate en las personas. Si el helado tuviera vida diría: Aquí estoy, pruébame, endúlzate la vida, disfruta conmigo, pásala bien.
MIMO 2: Pero hay personas que no le gustan el chocolate o simplemente no pueden comerlo.
MIMO 1: Todos podemos probar un chocolate en la vida. Sólo es cuestión de quererlo. Unos, en poca medida, otros en más, pero todos pueden ser agradables para todos.
(Melancólico) Si tan sólo todos fueran helado de chocolate por un minuto, el mundo sería feliz, y hasta los animales serían amados por todos.
MIMO 2: Yo quisiera ser un helado de chocolate.
MIMO 1: Yo también.
MIMO 2: Entiendo que el verdadero sabor del chocolate no está en la helado, sino en la esencia que da sabor al helado. Todas las personas pueden ser agradables, dependiendo que tipo de esencia que tienen en sus vidas.
Ya no hay razón para estar triste. He comprendido que mi vida puede ser un helado de chocolate para todos. Vamos, te invito un helado de chocolate.

TELON

viernes, 30 de marzo de 2007

DRAMA 1: "José y sus hermanos".

DRAMA

“José y sus hermanos”

ACTO I

ESCENA PRIMERA


Escenario:
Los hermanos de José están en el campo pastando ovejas.

NARRADOR
Esta historia se inició en la ciudad hebrea de Canaán y terminó en el antiguo Egipto, gobernado por los temibles faraones. En Canaán vivía el patriarca Jacob, quien tenía una familia muy numerosa. Tuvo doce hijos, siendo uno de ellos, José, su preferido.
En cierta ocasión le obsequió como regalo una túnica de colores, ocasionando la envidia y malestar entre sus hermanos mayores.
José, por ser el hijo preferido de Jacob, constantemente estaba acusando a sus hermanos de la mala vida que llevaban, propiciando de esta manera que varios de ellos llegaran a odiarlo, situación que fue agravado por los constantes sueños que tenía en desmedro de su familia. Hasta soñó que el sol, la luna y once estrellas que representaban a sus hermanos se inclinaban ante él, provocando una seria llamada de atención por parte de su padre. Por ser una persona presumida, sus hermanos, no solamente le odiaban, sino hasta querían matarlo. No obstante, Dios tenía un plan para su vida, porque Jehová estaba con él.
Cierto día su padre le encomendó ver el estado de las ovejas que sus hermanos pastaban y José tuvo que ir hacia ellos…


SIMEON
- Mira Dan, ahí viene el soñador.
DAN
- Seguro que viene para acusarnos ante nuestro padre.
SIMEON
- Es la oportunidad para matarlo y veremos que pasa con sus sueños.
ASER
- Vengan, echémosle en esa cisterna y diremos que una fiera lo devoró. Manchemos su túnica de sangre y nos creerán que así fue.
JUDA
- Yo estoy de acuerdo con ustedes. Ese soñador ya me tiene cansado con sus acusaciones.
RUBEN
- Hey, que van a hacer con el muchacho. No lo matemos. ¿Por qué vamos a derramar su sangre? Echadlo en esa cisterna que está por esa roca y dejadlo ahí.
JOSE
(Acercándose donde sus hermanos, pero ellos cargan sobre él).
- Mi papá me ha pedido que…qué pasa… qué hacen…no, no por favor….nooooooo.




ESCENA SEGUNDA




Los hermanos de José están charlando, luego de haber dejado en la cisterna al muchacho y Rubén se retira del grupo.

RUBEN
(Retirándose del grupo)
- No toquen al muchacho, veremos que pasa después.
SIMEON
- Miren, unos ismaelitas.
JUDA
- ¿Por qué vamos a matar a nuestro hermano? A pesar de todo es nuestra sangre. Mejor, vendámoslo a esos ismaelitas y sean ellos quienes derramen su sangre.
DAN
- Estoy de acuerdo.
ASER
- También yo. Además, podemos obtener un poco de dinero del soñador.
ISMAELITA
(Viene contando dinero y feliz por el buen negocio que hizo con anterioridad).
SIMEON
- Dime ismaelita, quieres hacer negocios con nosotros.
ISMAELITA
- Claro, si el producto que me venden es bueno.
DAN
- Tenemos a un tipo que puede darte mucho dinero como esclavo.
JUDA
- Es muchacho y lo puedes vender a las autoridades de Egipto como sirviente.
(Sacan a José y lo muestran al ismaelita, quien revisa sus dientes y antebrazos).
ISMAELITA
- ¿Cuánto piden por el esclavo?
ASER
- Lo vendemos por 20 siclos de plata.
ISMAELITA
- Está bien. Aquí están los 20 siclos de plata.




ACTO II

ESCENA PRIMERA



Escenario:
La casa de Potifar. Ambiente decorado con muebles y adornos egipcios.

NARRADOR
Cuando llegaron a casa, los hermanos dieron a conocer a su padre lo que ya habían planificado, creyendo Jacob que su hijo fue devorado por una fiera, causándole un gran dolor. Jacob lloró mucho y no quiso comer por el duelo de su hijo.
Mientras tanto, en el mercado de esclavos de Egipto, José fue comprado por Potifar, capitán de la guardia de Faraón y trabajó como esclavo en la casa de ese oficial egipcio. Pero Jehová estaba con José y la casa del egipcio también fue bendecida por su causa. Al ver Potifar que todo lo que hacía José era prosperado, lo hizo mayordomo de su casa y le entregó todo el poder. Aún los campos del egipcio fueron prosperados y era José de hermoso semblante y bella presencia…


Potifar termina de dar indicaciones a José sobre los quehaceres de la casa.

POTIFAR
- José, he puesto toda mi confianza en ti. Estoy seguro que los dioses te ayudarán para hacer prosperar mi casa como ya lo estás logrando.
(Se retira Potifar del escenario cuando termina de hablar José).
JOSÉ
- Mi Dios en quien he confiado hace todas las cosas y será así como él las hará.
ESPOSA
(Mirando seductoramente a José)
- ¡José! Ven muchacho. Tráeme agua que tengo sed.
JOSE
(Entra y luego sale)
- Si señora.
ESPOSA
(Mirando a José de pies a cabeza)
- Toma también agua de mi vaso si tienes sed.
JOSÉ
- Gracias señora. Saldré para hacer mis quehaceres.
ESPOSA
(Mira maliciosamente a José, siguiéndolo con la mirada)



ESCENA SEGUNDA



ESPOSA
(Mirando a su entorno como viendo qué puede hacer José).
- ¡José! ¡José!
JOSE
- Si señora, me llamaste.
ESPOSA
- Si te llamé. Tráeme un abanico que tengo calor.
JOSE
(Sale y luego entra con un abanico).
- Aquí está señora.
ESPOSA
(Mirando con seducción y pasión a José. Se muerde los labios, pasa la lengua por sus labios y se suelta el cabello).
- Échame aire. Quiero refrescar mi cutis.
JOSE
(Se acerca hacia ella, pero echa aire por el costado).
ESPOSA
(Se vuelve hacia él y cariñosamente le habla).
- Así no José. Aquí en mi cara.
(Le toma la mano y le ayuda a airearse).
- Eres de hermoso parecer y fuerte. Ven, acuéstate conmigo.
JOSE
(Retirándose bruscamente).
- No señora, no puedo hacer eso. Tu esposo ha puesto toda su confianza en mí y sólo me ha reservado a ti para él. Además, no puedo pecar contra mi Dios.
ESPOSA
(Molesta e irónicamente).
- ¡Qué tonto eres José! Nadie se va a enterar. Además, tú me gustas.
JOSE
(Sale del escenario con la cabeza abajo).



ESCENA TERCERA



ESPOSA
(Fastidiada, pero decidida a hacer algo).
- ¡José! ¡José!
JOSE
- Sí señora.
ESPOSA
- Tráeme el florero de Luxor, quiero que esté aquí. Ponlo en ese lugar. No, mejor aquí. … a ver ponlo en ese lugar…
(José sólo obedece el capricho de la esposa).
- Mejor colócalo aquí
(Señalando casi sus pies y cuando se acerca José lo coge del brazo con la intención de besarlo).
- José, duerme conmigo. Estamos solos, nadie se enterará. José, tú me gustas…
JOSE
(Intenta salir, pero ella coge su ropa y José sale asustado).
- No señora, no lo haré.
ESPOSA
- ¿Qué? Qué se habrá creído ese esclavo. ¡Guardias, guardias!
SOLDADO
(Entra corriendo).
- Qué sucede señora.
ESPOSA
- Ese hebreo quiso violarme. Llama a mi esposo rápidamente.
(Mientras, murmura molesta).
- ¿Qué se habrá creído ese hebreo? ¡Uff, lo odio! ¡Lo detesto!
POTIFAR
(Entra violentamente y pide explicaciones).
- ¡Qué pasó! ¡Qué ocurrió!
ESPOSA
- Ese hebreo, no se cómo se llama…quiso violarme y yo grité, y la ver que gritaba salió huyendo.
POTIFAR
(Sorprendido y aumentando lentamente su cólera).
- No puede ser…¿José hizo eso? ¿Qué le habrá pasado? Pero, eso no se queda así. Lo meteré en la cárcel…



ACTO III

ESCENA PRIMERA



Escenario:
La cárcel, donde están José, el panadero y el copero.

NARRACION
Y José fue echado en la cárcel, pero la mano de Jehová estaba sobre él, porque Dios tenía un propósito en su vida. Jehová estaba con José y le extendió su misericordia y le dio gracia en los ojos en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión, todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.
Sucedió un día que el copero y el panadero del rey delinquieron y el soberano los mandó a la cárcel encontrándose con José en ese lugar.

CARCELERO
- José he notado que los dioses están contigo, sobre todo ese dios en la que tú crees, cómo se llama…
JOSE
- Jehová es su nombre, Dios grande, fuerte y misericordioso.
CARCELERO
- Ah, Jehová. Bueno cómo se llame, pero sé que es más fuerte que nuestros dioses. Además, tú tienes mucho talento y sabiduría para guiar a tus contemporáneos aquí en la cárcel. Te encargo la administración interna para que hagas cómo creas conveniente.
(El carcelero sale del escenario).



ESCENA SEGUNDA



José luego de conversar con el jefe de la cárcel ingresa a la misma y encuentra a dos de sus presos tristes…

JOSE
- ¿Qué os pasa hoy? Veo que estáis tristes. ¿Hay motivo para estarlo?
COPERO
- Estamos tristes porque el jefe de los panaderos y yo hemos tenido un sueño cada uno y no sabemos qué significa. ¿Sabes tú de esas cosas, por qué no hay quien lo interprete?
JOSE
- ¿No son de Dios las interpretaciones? Contadme y Jehová os dará la respuesta.
COPERO
- Yo como jefe de los coperos del rey soñé con tres racimos uvas que las exprimía en la copa del rey y él la bebía.
JOSE
- Esta es la interpretación. Tres sarmientos, esos racimos que soñaste, son tres días. Eso significa que estarás preso tres días y después volverás a ser jefe de los coperos del rey.
COPERO
(Alegre y satisfecho con la respuesta de José).
- Oh, gracias José. Volveré a ser el copero del rey.
JOSE
- Sólo te pido un favor. Acuérdate de mi cuando salgas. Menciónale al rey de mí, porque yo fue vendido de mi patria, la tierra de los hebreos y tampoco hice nada malo para estar en la cárcel.
PANADERO
- ¡José! Yo también tuve un sueño. Soñé que había tres canastillos de pan sobre mi cabeza y en el canastillo más grande había ricos manjares, pero venían las aves del cielo y se las comían. ¿Qué es José, dime?
JOSE
- Esos canastillo también son tres días, pero…
PANADERO
- ¿Qué es José, dímelo?
JOSE
- Después de tres días morirás en la ahora y las aves del cielo comerán tu carne.




ACTO IV

ESCENA UNICA



Escenario:
El Palacio de Faraón. Es un ambiente lujoso y se observa un trono al fondo.

NARRADOR
Sucedió que el jefe de los coperos olvidó mencionar la interpretación del sueño de José a Faraón y pasaron como dos años. Posteriormente, el propio Faraón tuvo un sueño y no había nadie en toda la tierra dominada por Egipto que supiese interpretar el sueño. Y fue el jefe de los coperos que recién se acordó del pedido de José y le comentó a Faraón que en la cárcel había una persona que podría interpretar el sueño. Inmediatamente, el jefe de la cárcel liberó a José, quien se afeitó y cambió sus ropas para ser presentado ante el Faraón para interpretar el sueño.

FARAON
- Yo he tenido un sueño y no hay quién lo interprete. Más he oído decir de ti que oyes sueños para interpretarlos.
JOSE
- No está en mí la interpretación. Dios será quien de respuesta a Faraón.
FARAON
- En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río y del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia que pacían en el prado. Después de ellas, también subían siete vacas flacas y de feo aspecto, tan feas que no he visto nada parecido en todo Egipto. Pero, lo que me sorprendió es que las siete vacas flacas y feas devoraban a las vacas gordas. Luego yo desperté. ¿Puedes interpretar ese sueño?
También soñé que siete espigas de una misma caña crecían llenas y hermosas, pero también crecían siete espigas menudas, marchitas y abatidas por el viento solano, y las espigas menudas devoraban a las espigas hermosas.
He llamado a todos los magos de mi reino y no hay quien interprete. ¿Tú puedes hacerlo?
JOSE
- Dios dará la interpretación a Faraón porque ha querido mostrarle lo que hará en las tierras de Egipto. Los dos sueños tienen el mismo significado. Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. También las siete vacas flacas y feas son siete años. Esas siete espigas menudas y marchitas son siete años de hambre.
Dios está mostrando a Faraón que vienen siete años de abundancia en toda la tierra de Egipto, pero también vendrán siete años de hambruna en el país. Y si Dios ha permitido que el sueño sea doble, significa que Dios se apresura a hacerlo. Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre toda la tierra de Egipto. Haga eso ahora Faraón y ponga gobernadores y exija tributos en los años de abundancia, y junten toda la provisión para luego mantener las ciudades y la casa de Faraón. Si hace eso ahora, el país no sufrirá hambre.




ACTO V

ESCENA PRIMERA



Escenario:
Ambiente lujoso donde está José atendiendo a los mercaderes.

NARRACION
Faraón comprendió que el hombre sabio y prudente que necesitaba no podría ser otro que el propio José, nombrándolo como gobernador de toda la tierra de Egipto. El propio Faraón colocó su anillo en el dedo de José y lo subió en su segundo carro, mandando que todo hombre doble sus rodillas ante el paso de gobernador.
Con el transcurrir de los años, los presagios se cumplieron y hubo hambruna en toda la tierra, menos en Egipto donde gobernaba José. El hambre llegó también a Canaán, donde vivía Jacob con sus hijos, enviando a diez de sus hijos a comprar alimentos en Egipto, sin saber que su hijo era el gobernador de ese país.

Los hermanos de José llegan a la casa del gobernador para comprar alimentos y se inclinan ante él.

JOSE
(Al inicio, asombrado, cómo tratando de reconocer a los visitantes. Luego hablando ásperamente).
- ¿Quiénes son y de dónde vienen?
RUBEN
- Venimos de la tierra de Canaán para comprar alimentos.
JOSÉ
(Mirando con desdén a sus hermanos).
- ¡Espías son! Ustedes han venido para espiar la tierra y saber qué tenemos.
JUDA
- No señor mío, no somos espías. Somos hombres honrados. Somos hijos de un varón llamado Jacob y no somos espías.
JOSE
- No, espías son. Para ver la tierra han venido.
RUBEN
- No señor. Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón de la tierra de Canaán. Hoy hemos venido sólo diez, porque el menor se quedó en casa y el otro desapareció.
JOSE
- Creo que ustedes están mintiendo. Sois espías. Todos sois espías. Pero los probaré para ver si dicen la verdad. No saldrán de aquí hasta que vea al menor de vuestro hermano. Enviad a uno de ustedes para traerlo y ustedes se quedarán presos. Sino, entonces sois espías. Por ahora estáis presos. ¡Soldados! Llevadlos a la cárcel.



ESCENA SEGUNDA



Los hermanos de José están en la cárcel y dialogan entre sí.

RUBEN
- ¿Qué hacemos ahora?
JUDA
- El pecado de haber vendido a nuestro hermano nos está alcanzando.
RUBEN
- ¿Qué le diremos a nuestro padre? El ya sufrió mucho por la pérdida de José.
SIMEON
- ¿Cómo haremos para traer a Benjamín?
DAN
- Nuestro padre no querrá enviarlo.
ASER
- Como dice Judá, el pecado por José nos está alcanzando.
RUBEN
- Y ustedes querían matarlo. Yo sabía que era una equivocación.
JUDA
- Ya tenemos tres días aquí en la cárcel y qué será de nosotros.



ESCENA TERCERA



Un soldado lleva a los hermanos de José ante su presencia.

JOSE
- Si de verdad son hombres honrados como ustedes dicen, se hará lo siguiente. Uno de ustedes quedará preso hasta que traigan al menor de vuestro hermano. En caso contrario morirán.
JUDA
- En qué problema estamos. Menos mal que no nos entiende porque no habla nuestro idioma.
RUBEN
- Por eso yo les decía no pequen contra el muchacho y ustedes no me hicieron caso.
SIMEON
- Me acuerdo de sus súplicas pidiendo por su vida y no le hicimos caso.
ASER
- Eso nos está pasando por haber hecho mal contra nuestro hermano.
DAN
- ¡Qué gran pecado hemos cometido!

(José se aparta de ellos rápidamente e ingresa a otra habitación).



ESCENA CUARTA



(José regresa y con voz de mando).

JOSE
- Se hará lo siguiente para ver si ustedes están diciendo la verdad. Se quedará uno de ustedes presos y el resto volverá con el menor de vuestro hermano. ¡Guardias! Apresad a esa persona y llevadlo a la cárcel.
(El soldado lleva con fuerza a Simeón a la cárcel).



ACTO VI

ESCENA PRIMERA



Escenario:
La casa de José. Se observa una mesa con frutas y adornos domésticos.

NARRACION
Mientras los hebreos regresaban a Canaán, José ordenó que el dinero de cada uno sea devuelto en sus sacos de granos. Ya en casa, Jacob tuvo gran dolor por la prisión de Simeón y por tener que enviar a Benjamín a Egipto. Judá tuvo que pedir a su padre permiso para llevar a Benjamín bajo su responsabilidad y así descendieron con el menor de sus hermanos a Egipto, pero fueron llevados a la casa del propio José.

RUBEN
¿Por qué nos habrán traído a este lugar?
JUDA
Tal vez para ponernos una trampa y quedarnos presos o como siervos de Egipto.
ASER
No me gusta nada estar en casa de ese gobernador.
BENJAMÍN
¿Por qué querrá verme ese varón?
DAN
Cuídado que alguien viene.




ESCENA SEGUNDA



Ingresa Simeón que estuvo preso.

SIMEON
Hermanos, cómo están. A pesar de todo, fui tratado bien en la cárcel. El gobernador tuvo misericordia de mí. ¿Cómo está nuestro padre?
RUBEN
Bien. El está bien, sólo preocupado por vernos cuanto antes.




ACTO VII

ESCENA PRIMERA



Escenario:
La casa de José. Es el ambiente de la Escena VI.

NARRADOR
Ese día José había ordenado que preparen un plato especial y que pongan su copa de plata en el costal de Benjamín. De tal suerte que cuando regresaban, el mayordomo de José alcanzó a sus hermanos y les recriminó por el “robo”. Ellos, ignorando lo que sucedía, dijeron que sería siervo de José la persona a quien encuentren la copa, objeto que fue encontrado precisamente en el costal de Benjamín.

JOSE
- ¿Por qué habéis obrado así de mal, llevándose mi copa? ¿No saben que una persona como yo sabe adivinar?
RUBEN
- Señor, no comprendemos lo que pasa, pero ahora somos tus siervos.
JOSE
- No, sólo será mi siervo el muchacho a quien le encontraron la copa.
JUDA
- Señor, permíteme hablarte, pero por favor no te molestes. No entendemos lo que está pasando, pero yo salí por fiador de la vida del joven Benjamín ante su padre. Como yo soy el responsable, permíteme quedarme en lugar de él.
JOSÉ
- Yo sólo quiero decirles que…
(Sale apresuradamente conteniendo la emoción y llanto).



ESCENA SEGUNDA



SIMEON
- ¿Qué pasa no entiendo?
ASER
- ¿Qué te pasó Benjamín, por qué te llevaste la copa del gobernador?
BENJAMIN
- Yo no llevé nada. No sé cómo apareció en el costal.
DAN
- Pero si hasta te trataban bien. Tu plato era cinco veces más grande que el de nosotros. ¿Por qué lo hiciste?
RUBEN
- Silencio. Ahí viene el gobernador.



ESCENA TERCERA



JOSE
- ¡Salid todos! ¡Dejadme sólo con los hebreos! ¡Salid pronto!
(Un prolongado silencio hay en la sala).
- ¿Saben quién soy? No me reconocen…
(Contiene el llanto).
RUBEN
- No señor, quién eres. No sabemos quién eres. Nosotros sólo somos tus siervos.
JOSE
- ¡Yo soy José! Soy José, vuestro hermano. ¿Vive aún mi padre? ¿Cómo está mi padre Jacob?
JUDA
- ¿Tú eres José? ¿Eres José nuestro hermano?
JOSE
- Si, yo soy José, vuestro hermano que vendieron a los ismaelitas. Pero no se preocupen, Dios permitió todo eso porque tenía un propósito en mi vida. Todo lo que soy se lo debo a El.
(José llora y se abraza con sus hermanos y ellos se alegran de verlo).
Andad, llevad prisa y traed a mi padre aquí, porque aún faltan cinco años de hambruna. Aquí en las tierras de Gosén viviréis y no tendréis pobreza. Ustedes me están viendo y aún mi hermano Benjamín también. Llevad prisa y traed a mi padre Jacob.

NARRADOR
Y así bendijo Dios la vida de José y a través de él, toda la familia de Jacob tuvo la bendición de no ver hambre ni pasar necesidad durante los días difíciles en Canaán. Revivió el espíritu de Jacob y se encontró con su hijo José, iniciándose de esta manera la salvación física para el pueblo de Israel. Todo lo que hizo José fue prosperado porque aprendió la lección de servir con humildad y sencillez de corazón y la mano de Dios siempre estuvo con José.

Escrito para la Primera Iglesia Bautista del Callao en el 2006.